A veces, bajo la mirada y me veo los pies. Con los
zapatos sucios, con los que se me fue el sueldo, con los que hice el amor, con
los que voy a botar. Siempre me dicen algo diferente.
Una vez, a la
entrada de un bar, unos rojos de plataforma me dijeron que era una puta y yo les dije que no era nada
que no me hayan dicho los otros zapatos. Que no me hayan dicho mis amigos de hecho... o mi abuela.
Esta, por ejemplo, fue la vez que, en lugar de mirarme los pies, me miré la
vida.
Y era gris y triste, mojada. Con un probable cáncer pulmonar, pero una
innegable cirrosis.
¿Alguien aquí lee situaciones (de pies)?
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